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13 de febrero de 2011

Hoy domingo éramos en el cuarto de las manchas Josep María y Benantzi, y también hoy es un día muy especial, porque el proyecto aquel que comenzamos hace más de un año, en gran parte, se ha cumplido.

Después de pensarlo una vez más, hemos decidido eliminar los cierres de la caja de regulación ya que perdía viento, por lo que finalmente hemos atornillado las tapas y las hemos encolado con piel.

            

También hemos cubierto de papel encolado, el agujero ya sellado desde donde salía el conducto de los años 80 y hemos cubierto con piel encolada, las fugas del conducto del órgano mayor.

   

Jose Vicente Fuster se recorrió hace unas semanas el rastro de antigüedades de Polop de la Marina y compró clavos de forja y un bonito tirador de hierro para colocarlos en la puerta de acceso a la cadereta. Esta pobre puerta ha sufrido mutilaciones en repetidas ocasiones y para colmo en su última intervención la soltaron de sus bisagras y medio la desmantelaron. En breve, cuando destruyamos los fuelles de los años 80 y a través de la pericia de nuestro genial carpintero, quedará reluciente y como nueva con sus bisagras. AH! y se podrá abrir tirando de su pomo sin tener que cargar con ella como hasta ahora.

   

A última hora han venido José Vicente Fuster, María Fuster y el señor Párroco, Javier. María ha estado tocando el órgano para nuestro deleite. Mientras María tocaba el órgano, yo, pensaba algunas cosas y quiero compartirlas con vosotros: Hace unos meses me preguntaban en una entrevista que qué era lo que sentía cuando tocaba un órgano, contesté que era como si subiera a las bellas montañas de mi querida tierra y desde un risco alto me lanzara cual un “txantxangorri” (petirrojo) a volar y volar y volar, admirando la increíble belleza de sus bosques otoñales. Por desgracia en estos momentos las alas del “txantxangorri” están en mal estado y por lo tanto mi futuro como músico está en la cuerda floja. Por ello quisiera deciros que os agradezco infinitamente el haber creído en esta aventura que tantísimo nos ha enseñado: hemos aprendido muchísimas cosas desde el punto de vista formativo, pero sobre todo, hemos aprendido que aunque tengamos ideas diferentes, podemos ser tolerantes, pacientes, comprensivos y así hemos compartido y seguimos compartiendo mucho tiempo juntos, para producir ese ingrediente imprescindible de la vida: la amistad. En este camino algunos se han ido, pero siempre, siempre serán recordados y…. en fin, se dice que es de bien nacidos ser agradecidos y sois muchos a los que hay que nombrar, pero especialmente quisiera agradecer a Jose Vicente Fuster por ser el motor ilusionante de este hermoso proyecto. Gracias a todos por dejaros querer y gracias, mi Keko querido, por tener tanta paciencia conmigo. HOY TAMBIÉN ES UN GRAN DÍA.!

Joxe Benantzi Bilbao