Esta semana pasada compramos un juego de coronas de sierra para poder realizar los agujeros para los diferentes secretillos que tenemos en espera (timbales, tambores, tablas portaviento, campanillas). Se preparó el secretillo de los ruiseñores en casa y el sábado a las 9’30 iniciamos (bueno inicié porque estaba solo) los trabajos colocando la piel en la boca de salida del viento de dicho secretillo.Una vez comprobada la estanqueidad del mismo, probamos los ruiseñores, que más que unos pajarillos parecen una bandada de pájaros en pleno ardor primaveral (justo “ad hoc”). Algo más tarde llegó Doña Fátima Ruiz que se dedicó a limpiar y tratar los ganchos de los fuelles y los ocho grandes clavos que sujetan los fuelles a la viga.
Posteriormente se procedió a la limpieza y eliminación de suciedad del último fuelle, suprimiéndose elementos como ule, papel y demás materiales innobles de encima de la piel.
A mediodía procedía visitar a la Señora Teresa (comida en la Fonda Galiana) a quien solicité una botella de agua con botella de cristal, esas tan bonitas azules. La botella es para dejarla junto a los pajarillos ya que estos necesitan una cantidad de agua precisa. Muy amablemente, doña Teresa, no solo no me vendió una botella de agua sino que me regaló dos llenas de agua y otra diferente vacía, o sea que el recipiente del agua de los pajarillos del órgano es un regalo de Doña Teresa de la fonda Galiana. A la vuelta, solín de nuevo y ante mi ataque de alergia (el añejo polvo del fuelle) se procedió a plantear los tubos del tambor y del timbal en el nuevo secretillo de madera maciza (el anterior era de aglomerado). Por otro lado se procedió también a la eliminación de encolados, papel, esparadrapo y demás materiales extraños del tablón de salida de viento para el timbal y el tambor.
Esta operación fue realmente costosa debido a la aplicación del esparadrapo y de colas sintéticas cristalizadas. También se procedió a la limpieza del secretillo de las contras y sus aledaños. Finalmente y por enésima vez se parchearon algunas fugas de viento de los conductos y fuelles realizados en los años 80-90 ya que dada la mala calidad de los materiales el viento consigue resquebrajar los mismos.