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21 de noviembre de 2010

El viernes día 19 un numeroso grupo de personas despedimos a Salvador Llopis y lo hicimos como a él le gustaba con sencillez, serenidad, cariño, elegancia y belleza.

Querido “SuperLlopis” hoy éramos un nutrido grupo de personas en el cuarto de manchas. Hemos llegado pronto y te hubiésemos querido presentar a unos buenos y grandes amigos que son Mayra y Héctor, los cuales veían por primera vez el interior de un órgano como el de Callosa d’En Sarrià. Han estado también, María Fuster, José Vicente Fuster, Josep María Berenguer, Paco calvo, Joan Ives, Jordi el dolçainer, Jaume Gregori (“el litrisista”), -un señor molt alt que es diu com tú, “Salvador” – y a última hora han venido França y Joaquín Ronda.

En primer lugar hemos comprobado la estanqueidad del fuelle recién restaurado. Hemos sellado de manera provisional los agujeros del fuelle en la zona de la válvulas no retorno y con una vela encendida hemos localizado algunas pequeñas fugas de viento. Las fugas se producían especialmente en las juntas de la madera del fuelle, en el lugar en el que anteriormente había piezas de cuero claveteadas y que tantísimo trabajo nos costó eliminar, ¿te acuerdas?. Pues bien, tal y como lo hubieses hecho tu, es decir, con paciencia y sabiduría, hemos encolado unas tiras de piel con sumo cuidado y hemos solucionado el problemilla.

      

Un poco más tarde hemos ido a almorzar… faltabas tu!… y … mientras, se secaban las piezas encoladas. A la vuelta hemos comprobado de nuevo el fuelle y a pesar de que la estanqueidad era total, tu amigo José Vicente Fuster, ha propuesto añadir una tira de piel en los bordes de la cabeza del fuelle para prevenir posible fugas. Una vez terminado el encole de las piezas, hemos dejado unos minutos para el secado y mientras, hemos planteado la manera de subir el fuelle a su lugar original. Lo hemos hecho exactamente igual a como cuando los bajamos contigo, es decir, hemos colocado dos cinchas o bridas de seguridad alrededor del fuelle, hemos pasado una cuerda por encima de la viga principal y hemos atado las puntas de la cuerda a las cinchas.

   

    

 Finalmente con la fuerza de todos los machotes que había en el cuarto de manchas (Fuster, Paco, Joan, Josep María, Héctor, Jordi, Jaume y Salvador) hemos devuelto el fuelle a su lugar original. ¿Que qué hacía yo?. Pues ya sabes, dirigir la operación desde lo alto en la viga ya que la maniobra era muy delicada pues había que encajar con sumo cuidado las dos válvulas no retorno dentro del fuelle. Hemos cortado unas arandelas de cuero para los grandes clavos que sujetan los fuelles y hemos clavado el fuelles en su sitio. Por supuesto ha quedado fantástico y sí, ya sabemos que estás muy orgulloso de nosotros.

Posteriormente hemos subido la “china” o piedra encima del fuelle y hemos colocado la palanca o pértiga en su sitio. Para terminar Josep María y Héctor han encolado con piel las válvulas no retorno al fuelle. Ha quedado magnífico.

               

AHH!!, te pongo las fotos de cuando apeamos los fuelles y las de ahora para que veas la diferencia y te acuerdes. Te echamos mucho de menos!!.