Hoy había muchísimos trabajadores en el interminable proceso de restauración del cuarto de los fuelles: Raul, Fátima, Jordi, José Vicente, el otro Jose Vicente (el carpintero), Joan Benimeli (el herrero), Lola Blanquer, Luisa y María Fuster, y así y todo había sitio de sobra en el cuarto de los fuelles. Es un sala maravillosa con esa altura de 6 metros. Una gozada.
Por supuesto se han hecho muchísimas cosas. Si todos los sábados mantuviésemos este ritmo íbamos a terminar en un periquete. Bien, el proceso ha sido el siguiente: La santa y mártir Fátima Ruiz se ha enfrascado dentro de un buzo, una mascarilla, linterna de espeleóloga en la cabeza, aspirador y cepillo en mano para bucear toda la mañana dentro del fuelle número dos.
Al mediodía, la pobre casi no podía ni salir del fuelle. Los demás han limpiado y tratado la madera del fuelle nº3.
También se ha replanteado la conducción del viento desde el fuelle hacia el motor con los conductos ya construidos a falta de encolar las diferentes piezas. Hemos sellado de manera provisional y con cartón-pluma el conducto madre ya en el interior del órgano. Posteriormente hemos agujereado el cartón pluma para calcular la presión del viento con el fuelle nº1 alzado, la medida, en columna de agua, ha sido de 70 mm aproximadamente.
Joan Benimeli ha traído la estructura para colocar los ruiseñores lo cual lo hemos hecho en pocos minutos. Ahora falta colocar el registro y la conducción del viento al secretillo. A última hora hemos pasado por las nuevas instalaciones del carpintero para rematar los cortes de los conductos y de la válvula de regulación.
Durante la mañana nuestra querida María nos ha deleitado con un poco de buena música: Correa de Arauxo. Un día glorioso!.